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Día 17: Los 3 Conceptos que Necesitas Entender para Cambiar tus Hábitos de Forma Duradera


¿Alguna vez has intentado cambiar un hábito y has sentido que, no importa cuánto lo intentes, siempre vuelves a los viejos patrones?


Los hábitos son como los senderos en un campo lleno de hierba alta.


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Cuando pasas por primera vez, apenas dejas una marca, pero si repites el mismo recorrido una y otra vez, el camino empieza a abrirse y a definirse, formando un recorrido claro de tierra.

A medida que pasa el tiempo, tu cerebro, como ese campo, empieza a “grabar” la ruta que más se repite, convirtiéndola en un camino automático. (En el episodio 14 explico el proceso).


Si un día decides tomar otra dirección, tendrás que abrirte paso entre la vegetación; el nuevo camino requerirá muchas idas y venidas antes de que se convierta en una senda clara.


Hoy quiero explorar cómo se forman estos caminos mentales y cómo los hábitos, al acumularse, moldean nuestras vidas. Porque al final, cada pequeña decisión y repetición nos define, y entender este proceso es el primer paso para hacer un cambio profundo y duradero.


Los Hábitos y las Huellas en Nuestra Mente


Los hábitos funcionan de manera similar a los caminos que trazamos en un campo de hierba.

Al principio, cuando intentas establecer un nuevo hábito, es como caminar por la hierba alta: debes abrirte paso, y el proceso se siente lento y difícil. Sin embargo, con cada repetición, la hierba se va aplastando, y el camino comienza a formarse.

A medida que sigues recorriendo esa misma ruta, se convierte en una senda más fácil de seguir.

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Cada vez que repites una acción, creas un “circuito” en tu cerebro. Al principio, los hábitos son decisiones conscientes, pero poco a poco se convierten en respuestas automáticas.


Con cada repetición, el camino se hace más claro, natural y cómodo de seguir, haciendo que sea más difícil desviarse.


La Importancia del Tiempo en la Formación de Hábitos


Este proceso de crear “huellas” en nuestra mente requiere tiempo.

Es fácil pensar que con solo decidir cambiar un hábito, los resultados llegarán de inmediato, pero cambiar realmente implica construir un nuevo camino en la hierba alta, y eso requiere constancia y paciencia.


Así como se necesita tiempo para aplanar el terreno y formar una senda clara, el cerebro necesita tiempo para adaptarse y reforzar estos nuevos caminos.


La clave está en entender que el cambio de hábitos es un proceso acumulativo, no solo cuestión de fuerza de voluntad.

Aunque no veas resultados visibles al principio, cada pequeña repetición cuenta. Si eres paciente contigo mismo, esos nuevos caminos en el “campo” de tu mente se consolidarán, y cambiar de dirección se convertirá en algo natural.



Crear Sistemas en Lugar de Enfocarse en Objetivos


Una vez que comprendes la importancia de la constancia y el tiempo, es crucial enfocarse en sistemas en lugar de objetivos.


Los objetivos son el destino final, pero los sistemas son el proceso que te llevará allí.


Imagina que tu objetivo es abrir un nuevo camino hasta el otro lado del campo.


Si solo piensas en la meta final, puede parecer agotador y difícil de alcanzar. Pero si creas un sistema —como avanzar 2.000 pasos cada día—, el recorrido se vuelve más manejable y los pequeños progresos se suman hasta que el nuevo camino queda claro.


Los sistemas son esos pequeños hábitos diarios que, acumulados, crean un cambio real.


Si quieres mejorar tu salud, un sistema podría ser “caminar 10,000 pasos al día” y “comer vegetales en cada comida”.

Estos sistema contiene pasos específicos y repetibles que, al igual que los recorridos en el campo, se acumulan hasta que logras un cambio real.


Es importante recordar que la repetición es clave. Crear un sistema que puedas repetir a menudo es mucho más efectivo para afianzar un hábito.


Por ejemplo:

  • Si una persona decide correr 5 km los sábados para perder peso.

  • Y otra decide caminar 10,000 pasos cada día para el mismo propósito.


¿Quién formará el hábito antes?


En un mes, la primera persona habrá repetido la actividad solo 4 veces, mientras que la segunda la habrá realizado 31 veces.

Los hábitos que se pueden repetir frecuentemente se consolidan más rápido.


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Conclusión


Cambiar hábitos es más que un simple acto de voluntad; es una práctica constante de crear nuevos “caminos” en nuestra mente.

Recuerda que cada pequeña elección y cada paso cuenta en el camino hacia ser la persona que deseas ser.


Mañana, quiero profundizar en cómo funciona este proceso en el cerebro, así que ¡no te pierdas el blog!


Hasta mañana,

Laura

 
 
 

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